El análisis de veinticinco historias de vida de polleros tamaulipecos que en la actualidad llevan indocumentados a empresarios agrarios de diferentes áreas de la geografía estadounidense (primordialmente a Texas, Carolina del Norte, Florida, Virginia y Misisipi; pero también a Misuri, Ténesi, Michigan, Luisiana, Nuevo México, Oklahoma, Illinois, Arkansas, Georgia, Carolina del Sur y Oregon), permite describir a la mayoría como personas trabajadoras, leales, francas, decididas y ahorrativas. Los polleros dedicados al contrabando de trabajadores agrarios no se acomodan a un solo perfil. En la frontera tamaulipeca es posible distinguir desde coyotes de tiempo completo, quienes son integrantes de una red extensa que no conocen en su totalidad y traspasa la frontera varias veces por mes, hasta coyotes de tiempo parcial que son parte de la corriente migratoria y cruzan la frontera una o bien varias veces al año.
El ejemplo estudiado deja acabar que son los empleadores quienes deciden qué trabajador emigrará y quién se va a quedar. La preferencia de los empresarios agrarios por varones rurales jóvenes, bien portados y experimentados en actividades muy demandantes, determina que la emigración laboral tamaulipeca dirigida hacia el campo agrario de O bien.S.A. se amolde a los convocados rasgos. Esto es, las fuerzas de “atracción” se imponen a las de “expulsión” y las moldean. Los procesos migratorios, lejos de ser autónomos, accidentes laborales recoleta están influidos por la presión que ejercita el mercado de trabajo de los países receptores. Por tanto, la política migratoria estadounidense, centrada en el control de la frontera, para de este modo agredir los factores puestos del lado de la oferta laboral, es errónea, pues el sistema migratorio México-USA está sostenido por factores que actúan del lado de la demanda laboral.